lunes, 7 de julio de 2014

Hotel con encanto



Tras un sueño reparador, despertó en aquella habitación de estilo nórdico, elegante y funcional; se duchó despacio, consciente de cada gota de agua que resbalaba por su piel; y se afeitó a navaja, usando primero la brocha para enjabonar su rostro y deslizando después la cuchilla en un ritual sagrado. Afeitarse así llevaba tiempo, pero cuando tenía oportunidad no se negaba ese placer. Cuando se vistió ya silbaba un aria de Turandot.

En el bufete de los desayunos no había nadie —ni siquiera un camarero—, así que se sirvió él mismo el café  y lo tomó sentado al lado de la ventana. Desde allí se veía la sierra extendiéndose por el horizonte como una mujer tumbada en el lecho, perezosa; que se sabe observada por su amante.

Pagó y abandonó el hotel. El recepcionista que la noche anterior le había revelado el número de la única habitación ocupada, ya había terminado su turno y no era probable que confesara su indiscreción arriesgándose a perder el empleo. Ya en el aparcamiento no pudo dejar de observar aquel otro coche, estacionado prudentemente lejos y tuvo que reconocer que su mujer siempre había tenido un gusto exquisito.

Un nuevo granito de arena para ENTC. El tema de este mes es "...en aquel hotel de carretera". 
Imagen de Petra Acero