sábado, 19 de marzo de 2016

Adiós



Lo que daría porque fuese ya de día y su dulce voz me susurrase “lavavajillas”, “espumadera” o “colesterol”, o cualquiera de las palabras que pronuncia a contrarreloj, todas las noches, antes de zamparse la tortilla francesa y enterrar sus ojos en el María Moliner. En cambio, a mí solo me dedica monosílabos, nuestras conversaciones se han convertido en interrogatorios: yo pregunto y él asiente, o niega. A veces, refuerza el mensaje con un gesto del pulgar y dudo de si me estará dando un “me gusta”.
Hoy he hecho un último intento y le he dicho: ”empieza por “a”, interjección empleada como despedida para alguien a quien nunca más se verá”.


La frase de inicio del REC era sencillamente endiablada, pero es muy difícil resistirse a escribir un despojo.