Mientras doña Carmen habla, observo las fotos en marco de plata del aparador. En esta que señala ahora, se ve a dos niños vestidos de marinero, las manos juntas, los ojos en plegaria hacia el cielo.
—Son muy guapos —le digo.
—Ya tienen trece años
—responde—, esa foto es de hace dos.
En la de al lado, una
pareja de novios se intercambia las alianzas. Él la mira con gesto adusto y
ella, ruborizada, se alisa el vestido para disimular la leve curva del vientre.
Son los padres de los gemelos, pienso.
—Nacieron
sietemesinos —apunta ella—, quizá en agosto puedas conocerlos, prometieron
venir en vacaciones.
Yo le recuerdo que en
agosto me voy al pueblo, pero que volveré en setiembre, cada miércoles, como
siempre.
—Sí, ya me acuerdo —asegura,
y recoge las revistas recortadas de encima de la mesa mientras me guiña un ojo.
¡Qué bonito escribes!
ResponderEliminarGracias, Margarita.
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