lunes, 12 de junio de 2023

Hablando con lobos



Hubiera querido contaros que no tuve miedo, que avancé en solitario por el bosque umbrío y me adentré sin temor en la maleza. Pero no sería cierto. Desde la edad más tierna se nos había inculcado la prudencia. A través de  cuentos y leyendas nos enseñaron las reglas básicas: no hablar con extraños, no alejarse nunca del camino, buscar la compañía de otros para atravesar el bosque y no fiarse nunca, nunca, de las amables indicaciones de desconocidos. Pudiera parecer un poco exagerado, pero se habían dado casos de criaturas que aparecían en las lindes del sendero con la carne desgarrada por enormes dientes.

 Así que, cuando decidí ir a casa de la abuelita, lo hice cagado de miedo, temeroso de  ser asaltado por uno de aquellos fornidos cazadores o, peor aún, por la temible Caperucita.


Relato para ENTC. 

Convocatoria bajo el lema: el hombre solitario es un dios o una bestia.

200 palabras


 

domingo, 21 de mayo de 2023

Migraciones

 



En verano nos mudamos y yo empecé a enterrar tesoros en un nuevo  jardín: los pendientes de la abuela, que todos daban por perdidos; los zapatos de charol de Julita y un botón dorado del uniforme de papá. Es una extraña costumbre, pero mamá le quita importancia. Dice que soy su pequeña urraca, y que recojo todo lo que brilla para adornar nuestro nido. De Julita, en cambio, dice que es una cotorra, porque charlotea sin parar y repite todo lo que escucha.

La gente murmura. El jardín se nos está llenando de hoyos, al tiempo que sus bolsillos se van vaciando de monedas, canicas de colores o anillos. Una vecina protesta: le ha desaparecido un reloj de pulsera. Mamá la tranquiliza y la invita a merendar. Su hijo juega con nosotras en el jardín, cuenta hasta cien y su cabello refleja el sol de la tarde. Me recuerda un canario que tuvimos y al que sepultamos entre las azaleas. Pero eso fue hace tiempo, en otro jardín.

Mamá y la señora han acabado el café. Al niño rubio le ha tocado esconderse y no responde a la voz de su madre. Julita salta sobre un solo pie y repite, una y otra vez, que vamos a tener que mudarnos de nuevo. Yo escondo las manos en los bolsillos, sucias de tierra.

Relato finalista en La Microbiblioteca, mes de abril.

domingo, 26 de febrero de 2023

Final de color rosa

 



 

Cuando ella se echó a un lado y él encontró acomodo sobre la balsa improvisada, el cine entero estalló en aplausos. Después de veinticinco años y miles de visionados, el amor verdadero triunfa y el público ve cumplidos sus deseos más íntimos.

Esta vez Rose y Jack son rescatados. La joya no acaba en el fondo del mar, si no en una casa de empeño, y con lo poco que les da el prestamista, se instalan en un ático del Bronx. Jack pinta y pinta sin cesar: Rose de espaldas, Rose tumbada, Rose desnuda… Siempre desnuda. No consigue  venderlos —dice—, pero lo cierto es que no se los muestra a nadie. Rose es solo suya.

Ella empieza a cansarse de fregar suelos para poder comer, le pide que se busque un trabajo. Él es un artista, no puede embrutecer sus manos. Ella empieza a guardar unas monedas en una lata que esconde bajo el fregadero. Centavo a centavo, junta lo estipulado para recuperar la joya.

Rose compra una maleta y un billete de tren. Emprende, esta vez sí, el viaje de su vida. Y lo hace sola.

Cuando se encienden las luces, el público abandona la sala en silencio.


Relato mencionado en  ENTC, convocatoria "Amantes locos"




viernes, 30 de diciembre de 2022

La llegada


 He vuelto por Navidad, con este micro
 nominado en ENTC: 200 palabras sobre
EL SILENCIO



No llegó de golpe, fue poco a poco. Tanto, que no nos dimos cuenta hasta que, una mañana, no se oyeron las cantarinas risas que nos habían acompañado desde siempre. Es ley de vida, dijeron.
Después todo se precipitó: faltó el petardeo de la moto del Enrique, la música a todo volumen de la furgoneta de reparto y los ritmos acompasados de los tacones en el paseo.


Un año, no hubo orquesta por fiestas y nos quedamos sin baile. Aún nos quedaban los órdagos y los chasquidos del marfil sobre la madera de las mesas, pero al poco, se apagó el silbido de la cafetera y con él también se terminaron las partidas.
Los que aún resistíamos nos consolábamos con frases de esperanza y algunas fotos a la espera del verano. Con el calor, volvían cual golondrinas y, al igual que ellas, inundaban las calles con sus trinos. Pero esas visitas, y también las golondrinas, se hicieron cada vez más escasas. Ley de vida.


El invierno pasado murió el Eulogio y llegó el silencio. Las esquilas de sus ovejas habían enmudecido dos años antes, cuando sus hijos dijeron que estaba mayor para andar por el monte. Era ley de vida.



domingo, 26 de diciembre de 2021

¡Alegría, alegría!


Hundir el dedo en el azucarero, sentarme en las rodillas del abuelo, marcar el gol de la victoria en el patio. Compartir pupitre con Carmencita y dibujarle un corazón de tiza. Pasear con papá bajo las luces navideñas de la calle Mayor, que me compre un cucurucho de castañas, pegar la nariz al escaparate de la juguetería y mirar el trenecito dando vueltas. Cerrar los ojos y desear muy fuerte haberme portado bien este año. Soplar la sopa para no quemarme. Comer rosquillas hasta que me duela la tripa. Ver a la abuela reírse con la boca llena de uvas. Que se derrame una copa y mamá diga: “¡Alegría, alegría!”. 

Aprender a conducir el coche de papá, llevar a Carmen al cine, pedirle un beso. Acordarme de golpe del azucarero y sonreír como un bobo. Que Carmen me llame bobo y me bese de nuevo. Cerrar los ojos muy fuerte y desear que me diga que sí. Hacer planes juntos y confiar en que todo irá bien. Que todo vaya bien. Imaginar que el niño se parecerá a mí. Que se parezca a ella. Ver a la abuela reír y llorar a un tiempo, y a madre repitiendo: “¡Alegría, alegría!”


Microrealto para ENTC.

Tema: Alegría y felicidad

Ilustración: Collage de Mª José Escudero


 

lunes, 27 de septiembre de 2021

De papel

 

Ni siquiera estoy seguro de haberlo matado. No recuerdo que hubiera sangre.
Tal vez solo lo haya imaginado…
Porque yo no soy violento, ¿saben?
Es solo que mi vecino me saca de mis casillas.
El tipo es de los que se hacen el simpático. Siempre saluda y aguanta la puerta al salir del ascensor, con esa sonrisa de satisfacción eterna que, inevitablemente, hace que me suba la tensión.
Si lo veo de lejos, procuro esquivarlo pero, a veces, abre la puerta justo cuando estoy en el descansillo y entonces no hay salvación. Es ver su semblante risueño y noto como me acaloro.
Cierro los puños. Aprieto la mandíbula.
El muy imbécil no se da cuenta, pero el reflejo capta la intención de mi mirada, el ceño huraño, la vena que se me va marcando en la sien, cada vez más hinchada, mientras contengo la respiración.
Cuando el ascensor se detiene, me mira y pregunta en tono afable: “¿No os molestaría el ruido anoche? Las paredes son de papel y Paloma es tan apasionada”.
Es entonces cuando le reviento la cabeza contra el espejo y contesto: “No, para nada”.
Aunque seguro que solo lo he imaginado. Igual que las otras veces.

Relato escrito para ENTC.

Tema de la convocatoria: "El enfado y la ira"

Imagen: acrílico sobre lienzo de Mª José Escudero.


martes, 3 de agosto de 2021

Verde de envidia

 


Mientras tomo el sol en el balcón, charlo con mi vecina. Ella me explica su vida (la de antes): viajes a lugares exóticos, amantes más exóticos todavía y aventuras, ¡muchas aventuras! Yo le cuento la mía (la de siempre): el llanto del peque, los deberes online del mayor… Mi vida no es emocionante, pero ella sonríe y dice que tengo una familia estupenda.
La envidio, pero es una envidia sana. Que el color de mi bronceado haya empezado a mudar hacia el verde no es preocupante. No se trata de un nuevo síntoma del dichoso virus. Solo es envidia.

Pero hace unas semanas descubrí que miente. Era la tercera vez que me contaba su viaje a Ceilán y, en lugar de ligarse al guía tostado por el sol, lo cambió por un rubio neerlandés que viajaba solo. Primero creí que era un lapsus, pero desde entonces la he pescado en tres mentiras y ya no me creo nada. 

He dejado de envidiarla y mi piel ha recuperado su palidez habitual. Ella, en cambio, sigue tomando el sol. Se asoma al balcón, estira el cuello como una tortuga y espía nuestra familia perfecta con su mirada esmeralda. 


Relato escrito para ENTC.
Tema de la convocatoria: La envidia y los celos.