lunes, 14 de septiembre de 2015

Suerte de varas



El bate, «¡Eso, bate!», se le resbalaba de las manos pringosas. No le habían explicado bien las reglas del juego, solo le habían dado aquel palo —«bate, perdón, siempre se me olvida» —y lo habían empujado al campo. Pero él, aunque ponía todo su empeño en comprender a sus nuevos congéneres, no podía quitarse de la cabeza los minutos anteriores a su reencarnación, cuando el acero atravesó el aire y la vida se le derramó en la arena.


Recomponiéndose, Mendrugo embestía contra la primera base: el bate en alto, el sabor de la sangre en su boca y el rugido de la plaza gritando «olé, olé».


Frase difícil para empezar, pero algún día tenía que volver a la Arena. Aquí os dejo mi intento fallido (fuera de plazo) para el REC de esta semana.
Imagen: estampa de la serie "Tauromaquia" de Francisco de Goya (extraida de internet)