Esperó a que bajase la marea y se acercó caminando hasta
una de las barcas varadas en la arena. La observó con cuidado, como el pintor
que estudia a la modelo antes de tomar los pinceles. Acarició sus formas,
entornó los ojos e inhaló el aroma a salitre y pescado que emanaba de sus
entrañas. Después deslizó los dedos sobre las letras pintadas en rojo y dibujó
un nombre: Amelia.
De regresa a casa, el lecho vacío desprendía el aroma del
engaño: salitre y pescado. Y allí seguía la nota que Amelia había dejado en la
nevera.
Este relato resultó ganador de Express-ando 2017: II Certamen de Escritura Rápida de San Vicente de la Barquera.
(100 palabras, 20 minutos, 1 tema sorpresa)
(100 palabras, 20 minutos, 1 tema sorpresa)
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