Cerré los ojos con fuerza y no vi nada más. Obvio
—diréis—. De acuerdo, pero cuando te
embiste un camión, no hay muchos que se queden mirándolo mientras rezan para
que en el último segundo se desvíe de la fatal trayectoria. Y, sin embargo, eso
fue lo que ocurrió: el conductor dio un volantazo in extremis y se estrelló contra los cubos de basura que yo acababa
de saquear.
Policía y ambulancias llegaron prácticamente a la vez.
Tampoco miré hacia atrás mientras me alejaba, con mis
seis vidas restantes y el saborcillo a desperdicios todavía en mis bigotes.
La Copa ENTC - 2ª ronda
Relatos de 100 palabras con títulos de canciones.
Título obligatorio: La noche de los gatos.
No se podía usar en todo el relato la sílaba SI.
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