Tu mente embravecida golpea en oleaje furioso, la espuma
nubla tus ojos y el viento silba en tus oídos melodías ficticias de traiciones
imaginarias. La mente, poderosa tirana, te ahoga en su discurso sin tregua,
arrastrándote en la corriente de las insinuaciones perversas, las sospechas
vanas, los celos venenosos. Y él, inocente, sólo sonríe cortés, ante el chiste
sin gracia de tu amiga.
Pero tú los matarías, sin juicio, sin abogados, sin piedad.
Los matarías para que callaran, para que el agua se remansara de nuevo, para
que las olas acariciaran la playa y la resaca no te atormentara mañana.
Relato para @viernescreativo (20/06/2014). Ilustración: Afrodita, de Antonio Mora.
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