Odín
nos ha abandonado, susurró entre dientes mientras observaba el
velamen fláccido. Nueve días ya, sin un
soplo de viento. Los hombres en cubierta miraban al infinito, cuál ciegos extraviados
en su propia noche. El sonido del cuerno horadaba la niebla, en busca de un eco
salvador. Y, bajo la superficie, las serpientes marinas despertaban, para acechar
a los que un día pusieron en duda su existencia, y recordarles el fin que les
aguarda, cuando el agua negra se espume, justo antes del gran vacío.
Eriksson no duerme, vigila
el horizonte y su espalda. Los ánimos andan revueltos y la traición se alía con
el miedo. Sus hombres, aquellos valientes que se batieron contra los sajones en
encarnizadas batallas, tiemblan ahora como niños, y murmuran leyendas que
escucharon a los viejos del clan. ¡Mañana
cambiará nuestro destino, mañana avistaremos la tierra de bosques!, brama el
hijo de El Rojo desde el puente, intentando
aplacar la rebelión. Pero a estas alturas, sólo él sigue creyendo en las líneas
dibujadas en ese pergamino. Los demás, afilan sus cuchillos y murmuran.
Casi quinientos años
después, una reina observa incrédula el mapa de los vikingos.
Esta vez la convocatoria de ENTC tenía como lema El océano, y esto es lo que me ha inspirado: un mapa, un barco y un mundo nuevo, pero ¿quién lo descubrió?. Espero que os guste.
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