Lunijo
Le acarició el negrobello tiernamente y enjugó las salagrimas que rodaban por sus
sonrojillas. Lo envolvió con un mantabrazo mientras le hablaba con suavidad,
murmurando dulcelabras de consuelo. Pero el niño no entendía nada.
Lo habían encontrado deambulando solo por uno de aquellos
hormiciales gigantescos de las afueras. Al principio creyeron que se había
perdido y llamaron por altafonía a los progemidores, pero pasadas dos eternoras
comprendieron todos que el niño había sido abandonado y decidieron avisar a la
politoridad.
Mientras, el niño se había quedado dormido y en sueños
repetía: Me he caído lunadre, me he caído.
Este relato ha sido mencionado por el jurado de ENTC del mes de noviembre. Aquí podeis leer los relatos finalistas y mencionados.
Este relato ha sido mencionado por el jurado de ENTC del mes de noviembre. Aquí podeis leer los relatos finalistas y mencionados.
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