Llevaba horas revolviendo entre los cachivaches cuando
sus dedos tropezaron con una cadena,
tiró suavemente y al otro extremo apareció un reloj de bolsillo
ennegrecido por el tiempo. “¿Qué vale?”
preguntó. El gitano la observó y dijo “veinte”.
Ella no regateó y a él le quedó la sensación de haber perdido dinero.
De vuelta a casa, abrió con cuidado el reloj y observó la
foto amarillenta. Había pasado toda la mañana en el rastro, recuperando lo que
su familia no había incinerado con él.
Participación en el concurso de SER Castellón (7 de febrero de 2014)
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