Terapia alternativa:
Como un bigote a lo antiguo, debajo de su nariz,
apareció una sombra que fue creciendo; invadió su mejilla izquierda y cubrió el
ojo privándole de visión. El médico le restó importancia: aún le quedaba el
otro ojo. Cuando el mal le privó por completo del oído y la visión Ramón acudió
a urgencias donde le hicieron una resonancia.
El diagnóstico fue
devastador: la mancha había invadido también el cerebro y pronto sería incapaz
de percibir la realidad, interesarse por sus vecinos o pensar con claridad.
Había llegado el momento de tomar una decisión crítica: Ramón debía dedicarse a
la política.
Imagen web: Groucho Marx |
Dulces sueños:
Como un bigote a lo antiguo, debajo de su nariz desfila
una hilera de hormigas en afanosa ebullición; se deslizan hasta las comisuras y
desaparecen en el interior de la boca. Un rastro pegajoso parece guiarlas en la
oscuridad de su viaje.
El silencio reina de nuevo en esta tarde de
ventanas abiertas y chicharras; los ciclistas pedalean sin tregua y su vecino,
el colmenero, duerme al fin la siesta.
Retrato:
Como un bigote a lo antiguo, debajo de la nariz,
sujeta el lápiz frunciendo los labios; las gafas de lejos, izadas sobre sus
cejas, le dan un aire sorprendido. El artista nunca ha estado tan cerca y
observa con cautela al inusual modelo: sus rasgos, la línea de los hombros, la
tenue sombra del pecho.
Sobre el lienzo yace apacible y etéreo, mientras
los trazos del carboncillo perfilan lo inexplicable, lo eterno. Al fin, ha conseguido capturar el alma.
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