La lluvia cae sin tregua desde hace seis días; la ciudad
se ha limpiado de mugre y de turistas; y un viento frío del oeste se bate en duelo
contra los paraguas de los pocos valientes que se acercan a la orilla del Sena;
locos o enamorados — ¿acaso no es lo mismo?—, para bailar entre los charcos,
para gritar que siguen vivos. Me encaro la Leika y disparo, disparo, disparo,
pero ninguna de mis capturas me devuelve la locura. Ninguna.
La lluvia cae, sin tregua, desde que te fuiste.
Un #viernescreativo más: una foto de Henri Cartier- Bresson nos inspira mil historias. Aquí os dejo la mía.
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