Solo
es un juego, le decía cada vez que ella le mostraba otra
muñeca rota. Solo es un juego,
repetía mientras intentaba en vano encajar de nuevo la cabeza en el muñón
reluciente del cuerpecillo de plástico. Es
normal, los niños juegan y los juguetes se rompen.
Pero no, no era normal. ¿Cómo iba a ser normal aquel juego
macabro? Su hermano era un monstruo y su padre estaba ciego. Así que tuvo que
hacerlo, no le quedó otro remedio, pero al fin, recuperó todas las cabezas de
sus muñecas.
Por fin es #viernescreativo en el bic naranja de Fernando Vicente. Foto de Mr Toledano.
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