lunes, 8 de enero de 2018

Ni puta gracia



Ella dice que soy raro. Después ríe nerviosa y sale a la pista con esos perritos de agua brincando entre sus piernas. Murmura que no tengo ninguna gracia, pero fuerza una sonrisa para que la deje pasar camino de su caravana y se escabulle como una anguila. Ella implora que la deje dormir, que no le envíe más mensajes de buenas noches, que no la llame de madrugada. Asegura que no aguanta más y que si no la dejo tranquila, tendrá que denunciarme.

¡¿Denunciarme?!

No entiende cómo la quiero, cómo deseo cuidar de ella y que no tenga que preocuparse por nada, que no necesite volver a enseñar sus muslos desnudos ante el público. No imagina como palpita mi deseo, ni como aborrezco a esos chuchos que ladran cada noche, cuando me acerco a su puerta. No sabe lo que sufro. Por su culpa.


Raro. Ella decía que soy raro, y la chica de la cafetería también se lo dirá a la policía cuando le pregunten. Pero el resto del elenco del circo dirá que solo era un pobre payaso, amigo de los niños, un hombre muy educado aunque algo triste. Y que siempre daba los buenos días.


ENTC nos propone escribir 100 relatos de 200 palabras, inspirados en esta foto de Thomas Hoepker. Aquí os dejo el mío.

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