Inmóvil frente a la puerta el padre padecía una
instantánea fascinación por lo que ocurría al otro extremo del pasillo. Las
voces susurrantes y las risas ahogadas llegaron hasta sus oídos al tiempo que
la luz temblaba y todo quedaba a oscuras. Fuera la tormenta arreciaba y los
relámpagos, incesantes, alumbraron unas siluetas familiares que se ocultaban en
el salón.
Desde que el accidente se los arrebatara meses atrás
sabía que aquel día llegaría. El día en
que sus fantasmas se congregarían para atormentarle y, sin tener en cuenta su
aprensión por cumplir años, se esconderían en la sombra para sorprenderle por
última vez.
Mi tardía participación en "Microrrelatos del Azar": una magnífica iniciativa a la que me sumo en su última semana. Podéis leer más relatos y comentarlos en el blog "Gotas de Luz Pálida"
No hay comentarios:
Publicar un comentario