Papá las contaba como nadie,
pero mamá siempre se enfadaba con él: «sólo
han sido dos, hay que ver cómo te pones». A veces, mientras conducía, le brillaban
los ojos y la lengua se le enredaba en el paladar. Yo reía y él me explicaba
cuentos de liebres que corrían por el mar. Al llegar a casa, yo merendaba y
mamá reñía a papá, otra vez.
Sabía contarlas como nadie,
sobre todo cuando íbamos en coche: «Ni
una gota, señor agente, se lo juro. Es que me deslumbró el sol. Díselo, cariño,
por favor. Levántate del arcén y díselo, hijo».
Superada la 4ª Ronda de La Copa ENTC: máximo 100 palabras y título obligatorio "Mentiras sin importancia". Con este relato me planto en Semifinales.
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