Noelia, hija, tu padre y yo accedimos
a dejar de utilizar la bañera: nosotros podíamos ducharnos en el polideportivo
y las tortugas la necesitaban más. Tampoco nos importó renunciar a nuestras
cenas veraniegas en el balcón y cedérselo a esas golondrinas desahuciadas, sin un
alero del que colgar el nido. Pero esa pareja de pingüinos que has acogido son unos
desagradecidos.
Estamos dispuestos a
compartir la nevera, en aras de una buena aclimatación, pero compréndelo: no
pueden adoptar a los huevos y dejarnos sin cena. ¡Es intolerable! Lo siento,
Noe, pero tu trabajo de ciencias no puede ser un arca.
Para la 3ª Ronda de la Copa ENTC: un relato de 100 palabras inspirado en esta fotografía de Eva García.
Reto superado
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