Solo yo puedo verlos, merodeando
en mis sueños o corriendo de puntillas por el pasillo.
A los gigantes los oigo
llegar desde lejos: el suelo retumba a cada paso y, aunque sus zancadas son
enormes, me da tiempo a subirme a un árbol para que no me aplasten sin querer. Los
duendes trabajan sin descanso mientras yo duermo: limpian la casa, preparan el
desayuno, lavan mi ropa. Pero las hadas solo piensan en jugar. Abro el cajón de
la mesilla y sale una volando. Si busco un bolígrafo, oigo sus risitas burlonas (seguro
que me lo han robado ellas). Las brujas, en cambio, son honestas. Malvadas,
pero honestas. Si haces un trato con ellas, sabes que lo cumplirán. Quizás
tendrás que engordar a tu propio hermano para que se lo coman pero, a cambio, obtendrás
la fama que deseas.
Sin embargo, desde que te
conocí, todo ha cambiado. No como, no duermo, no vivo. Eres la criatura más
maravillosa que jamás imaginé y, cuando me miras, siento que debería
confesártelo todo: tengo la cabeza llena de monstruos, de magia. Pero, por ti, cambiaré.
Buscaré otro oficio.
Y dejaré de escribir estos
cuentos que lees cuando crees que no te miro.
Relato escrito para ENTC. Tema de esta convocatoria: "Seres mágicos"
No hay comentarios:
Publicar un comentario