Pero esta vez, ella lloró. Su eterna sonrisa se torció levemente hacia la
izquierda en una extraña mueca y las lágrimas cayeron silenciosas. Derramó, en
un llanto imposible, todo el dolor que su corazón de silicio era capaz de
procesar.
Los ingenieros quedaron boquiabiertos. Sin duda, debía tratarse de un
virus.
Esta es mi participación en REC para la semana 14. Frase de inicio "Pero esta vez, ella lloró".
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