Y así, tontamente, acabe pegándome un tiro, casi sin querer. Un poco por ver
si está cargada, o por escuchar un disparo de verdad. Por salir de dudas sobre
el más allá. Sí, es posible que acabe pegándome un tiro.
Y si hasta ahora no lo he hecho, ha sido por ti. Porque me mirabas desde
las fotos, sonriendo. Pero ahora podría hacerlo. Por amor, por desamor, por
hastío. Porque puedo hacerlo, porque ¿quiero hacerlo?
Por soledad, por decepción, por despecho. O simplemente porque el charco
en la alfombra se está secando y tú, estás tan quieta.
Esta es mi participación en REC, semana 13.
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