A grandes zancadas sobre las
olas, se abrió paso hacia la libertad. La arena cálida la recibió con su
caricia y la acogió en nombre de la
tierra soñada, ese mundo ideal en el que ansiaba encontrar una vida nueva.
Sonrió mientras corría, temblorosa y con
los pies descalzos, en busca de sus más grandes anhelos. Sólo se detuvo un
instante recordando lo que dejaba atrás.
No había abandonado aún la
playa cuando le dieron el alto. La sirena lloró lágrimas de sal por su sueño
roto mientras la conducían al centro de
detención de inmigrantes. Todavía resonaban en su mente las advertencias de su
padre.
Con este relato he participado en VII Edición de Relatos en Cadena (La Ventana - Cadena SER)
No hay comentarios:
Publicar un comentario